Es desde pequeña que me he sentido intrigada por el funcionamiento de las cosas. Seguramente ya haya nacido diseñadora porque, en mi caso, el diseño no es sólo mi profesión y mi pasión, sino mi modo de vida.
El diseño no va a salvar el mundo, pero creo que puede ayudar (y mucho) a mejorar la vida de las personas y por ello siempre he querido ser responsable con mis proyectos. Al fin y al cabo, el diseño es cultura, y los productos y las marcas tienen mucho que decir dentro de la sociedad, además de hacernos la vida más fácil.
Grande Marta 😉